Tras tres años de fuertes trabajos, movimientos de tierra, siembra de más de ocho mil árboles, rediseños de los hoyos, cambio de ‘greenes’ y de ‘fairways’, inclusión de lagos, reubicación de búnkeres, entre otros, el campo David Gutiérrez se presentó recientemente nuevamente ‘en sociedad’, develando uno de los proyectos más comentados en el golf nacional en los últimos meses y dejando para el país golfístico un recorrido de primer nivel.
 

El cambio era necesario. Luego que el distrito solicitara al club el ceder una parte del terreno en donde estaba construido este recordado campo para el desarrollo de la ciudad y la ampliación de las avenidas circundantes, la Junta Directiva del tradicional club bogotano no se fue por las ramas: aprovechando la coyuntura, haría no una remodelación, sino una profunda reubicación y construcción, algo poco antes visto en nuestro país. 
 

Desde el comienzo, la empresa, se sabía, resultaría titánica. Empezando por el cronograma de trabajo, que se vio afectado por el fuerte invierno que azotó a gran parte del país en el 2010 y 2011, y siguiendo con demoras por cuenta de lo exigente de la tarea, el ‘David Gutiérrez’ entró en esa profunda fase de renovación contra viento y marea, contra contratiempos climáticos y logísticos que al final logró sortear con éxito. El sacrificio fue de todos, no solo los encargados de la construcción, sino también los socios. Siendo uno de los clubes con más jugadores de golf en el país, el contar con un solo recorrido para el disfrute del juego, el campo ‘Corea’, trajo lógicas complicaciones para todos los golfistas, que ávidos por seguir jugando, tuvieron que soportar la congestión y la falta de ‘tee times’ en su club.